domingo, 15 de enero de 2012

Viajero ante un mar de niebla



Esta obra de Caspar David Friedrich (romanticismo alemán) se me quedó grabada el día en que la ví en una de tantas ediciones que me he leído de Rimas y Leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer (ahora estoy dudando si era una edición sólo de las rimas). El caso es que ahí se quedó grabada hace 14 años y hasta ahora no me había preocupado en mirar de quién era (mira, esas cosas que pasan). El nombre Der Wanderer über dem Nebelmeer igual lo veo traducido como Caminante ante un mar de niebla, que ante un mar de nubles, que viajero...Y entre todos, sea más acertada o no, me quedo con la traducción de Viajero ante un mar de niebla para esta nueva entrada en el blog.
Y aquí llegó el 2012, ese año del CAMBIO con mayúsculas. Para los mayas es un año en el que se cierra una era y comienza otra, para muchos países de Europa es el año en que la gran bofetada de la crisis va a hacer cambiar muchas mentalidades, y para mí...bueh...digamos que soy una viajera ante un mar de niebla.
En menos de 10 días doy otro paso más en mi cambio de modelo de vida. Y es que cambiar de etapa y de modelo de vida no es cuestión de hoy para mañana. Dios tardó 7 días en crear el mundo y eso que dicen que es omnipotente, ¿cómo iba a cambiar yo todo mi modelo de vida en un año? Y lo que me queda... La vida te azota con situaciones que no estaban apuntadas en la agenda y amoldarse a ellas y sacarle los frutos lleva su tiempo.
El destino quiso un día que me conociese mejor, y me sacudió la falsa estabilidad en la que me envolvía. Pero no quiso atragantarme, así que esperó casi un año para darme la segunda sacudida, la que hará que me encuentre yo frente a mí y creedme que eso me acojona. Me asusta y a la vez tengo la curiosidad de un gato: ¿cómo será trabajar cada día para una misma? Y encima trabajar en todos los sentidos, desde el físico, hasta las emociones, pasando por el intelecto, el trabajo artístico...
Quizá era mejor traducción la de Caminante en un mar de nubes. Lo que tengo delante no es una niebla en la cual no sé dónde empieza cada cosa ni donde termina. Veo las nubes y veo el principio de cada una de ellas, y ahora camino hasta el final. En la vida no se puede estar comenzando cosas continuamente, hay que cerrarlas. Y esta vez me toca cerrar las nubes que tengo abiertas. Y no por ello mi etapa será menos experimental ni poco interesante por no abrirme y explorar nuevos horizones, de hecho, en ciertos sentidos va a ser una etapa exploratoria que estoy segura que será divertida...y qué narices, ¡que ya lo está siendo! Y cuánto me queda por aprender...

Sacudimiento extraño
que agita las ideas,
como huracán que empuja
las olas en tropel;

murmullo que en el alma
se eleva y va creciendo
como volcán que sordo
anuncia que va a arder;

deformes siluetas
de seres imposibles;
paisajes que aparecen
como a través de un tul;

colores que fundiéndose
remedan en el aire
los átomos del iris,
que nadan en la luz;

ideas sin palabras,
palabras sin sentido;
cadencias que no tienen
ni ritmo ni compás;

memorias y deseos
de cosas que no existen;
accesos de alegría,
impulsos de llorar;

actividad nerviosa
que no halla en qué emplearse;
sin rienda que le guíe,
caballo volador;

locura que el espíritu
exalta y enardece;
embriaguez divina
del genio creador...

¡Tal es la inspiración!

Gigante voz que el caos
ordena en el cerebro,
y entre las sombras hace
la luz aparecer;


brillante rienda de oro
que poderosa enfrena
de la exaltada mente
el volador corcel;

hilo de luz que en haces
los pensamientos ata;
sol que las nubes rompe
y toca en el cenit;

inteligente mano
que en un collar de perlas
consigue las indóciles
palabras reunir;

armonioso ritmo
que con cadencia y número
las fugitivas notas
encierra en el compás;

cincel que el bloque muerde
la estatua modelando,
y la belleza plástica
añade a la ideal;

atmósfera en que giran
con orden las ideas,
cual átomos que agrupa
recóndita atracción;

raudal en cuyas ondas
su sed la fiebre apaga;
oasis que al espíritu
devuelve su vigor...

¡Tal es nuestra razón!

Con ambas siempre en lucha
y de ambas vencedor,
tan sólo el genio puede
a un yugo atar las dos.

Rima III- Gustavo Adolfo Bécquer