miércoles, 14 de diciembre de 2011

Nihilismo



Llevo repitiendo un tiempo que me encuentro en un estado nihilista. Un nihilismo pasivo, además. No es que haya dejado de creer en Dios como tal, pues quien me conoce sabe que tengo mis reparos a creer en dioses desde hace mucho y no desde mi nihilismo. Pero sí que este año he perdido otro tipo de Dios: el futuro. Y tampoco es que lo haya perdido, porque realmente no es que un vidente me haya dicho que voy a morir joven, si no que he perdido el futuro predeterminado que tenía, y ese era mi Dios. Tenía claro cuándo acabaría de estudiar, dónde viviría, cuándo querría tener mi primer hijo, con quién, bla, bla, bla... Ahora lo pienso y digo: "Vaya gilipoll..." en fin, no voy a decir tacos en mi blog (de momento, aunque seguro que ya he soltado varios por ahí).
Pues ese era mi Dios, mi "cosa etérea" a la que agarrarme y a la que dirigir mi vida, y en cuestión de un año...¡blof! Me quedo sin Dios y entro en un nihilismo pasivo al que le estoy pillando el gustillo. No hagan como algunos que lo confunden con la apatía. Yo tengo ganas de hacer cosas, de hecho, muchas cosas que no he hecho hasta hoy, lo que pasa es que el resultado en mayor o menor medida, pues como que me da igual (siempre dentro de un "me da igual" lógico). Lo que tenía predeterminado en la cabeza se ha esfumado y de repente no veo el mañana mientras intento olvidar el ayer, entonces ¿qué me queda? El hoy. Yo hoy vivo esto de esta forma y la consecuencia que me venga mañana, pues ya la pensaré cuando mañana se convierta en hoy. Difícil de explicar, pero ¡qué a gusto se está así! He tenido que perder a mi "dios" para poder vivir el presente.
Aún así todo tiene su parte buena y su parte mala, puesto que este nihilismo pasivo me lleva algunas veces a estados optimistas y otras veces a estados pesimistas, dependiendo claro está, del día mismo que estoy viviendo. Así que espero que pronto se convierta en un nihilismo activo y se produzca en mí ese cambio de valores que necesito. Necesito encontrar otro "dios", o sea, otra meta de futuro, pero quizá no tan predeterminada y dirigida un poco más hacia mí misma. Tener algo a lo que enganchar tu vida, pero sin engancharlo con 13 cadenas. Con una basta, y en lugar de cadena, una cinta elástica que te lleve y te traiga, que te sacuda, que te lleve a derecha e izquierda, pero que no te haga perder el rumbo.
En fin, me voy a clase a tomar apuntes y luego, ya veré lo que hago con ellos.