jueves, 1 de mayo de 2008

Garfield



Gar, mi Gar...mi Bendito. Ya te has ido y de una forma muy cruel. No sé que te llevó a volver a cruzar la autovía (dicen que había al otro lado un nido de pájaros) pero no conseguiste volver. La primera vez que cruzaste te traje de nuevo aun sabiendo lo poco que te gusta estar encerrado en un coche y que me arañarías....pero volviste a cruzar. Lo que más me duele es que debiste tener una muerte muy dolorosa con el golpe que te dio aquel automóvil o camión. No sé hasta qué punto pudiste saber lo importante que fuiste para mí. Cómo pasamos de ser dos desconocidos a venir corriendo a mi coche cuando me veías llegar. Ya no volverás a entrar en el cajón de la gasolinera para resguardarte del frío o del aire...ya no volveras a maullarme de esa forma tan fea y a la vez tan dulce...ya no volveré a cogerte en brazos para decirte que si te pasaba algo, yo no sabría que hacer. No te busqué un hogar porque no soportabas estar encerrado y serías capaz hasta de tirarte por la ventana, pero dejarte en la calle ha sido peor. Creía que si nunca te movías de los alrededores de detrás de la gasolinera, nunca te pasaría nada. Pero me equivoqué y ahora tu carita desgarrada de dolor yace a un lado de la carretera. No hay día que vaya a trabajar y no me pare a verte, porque aunque la escena es horrible, sigo viendo tu pelito pelirrojo miéndose con el viento.
Ya nunca más me vas a esperar junto a la ventana...Nunca más oiré ese maullido tan feo y tan dulce a la vez.