jueves, 31 de enero de 2008

Crisis, crisis, crisis...




El jefe de mi empresaaaa no es particulaaar, cuando hay criiiisis nos lloooooraaaa como los demás... Sí, sé que la canción es con llover y en el patio de mi casa, pero...qué le vamos a hacer! Nos hemos vuelto mayorcitos y la letra cambia.
Pues sí: mi jefe está en crisis. Y muy preocupado con el asunto porque no es lo mismo poderte comprar un BMW de 8 millones que uno de 12...y hablo en pesetas, porque cuando ya pasan las cantidades de 5 millones ya no sé contar en euros, puesto que a esas cantidades no llego ni en tres años o cuatro de currele.
Si es que somos unos malos empleados. Mi jefe...el pobre...con una hipoteca tan grande a pagar...Porque su finca es enorme, así que la hipoteca...imaginaos!
Y nosotros, egoistas, nada más pensando en si se pudiese estirar un poquito aunque fuese para que llegásemos a mileuristas...que digo! que llegasemos a novecentistas!!
Pero debemos ser generosos con nuestro prógimo y ayudarle. Eso al menos es lo que expone la Iglesia católica...sí, esa misma a la que mi jefe va cada domingo como si en ello le llevara la vida, mientras, nosotros, pecadores no lo hacemos. Ay! Claro, es que los domingos trabajo.
Dejémonos de tonterías de crisis ni de leches. Lo que les pasa a estos gordos empresarios es que lloran por nada. Lloran si en vez de 10 han ganado 8, lloran si en vez de 8 sólo le han podido escatimar a hacienda 6 (porque cuanto más tienes, más trucos tienes para escatimarles), lloran si en vez de gamba roja han comido chuletón...lloran porque es su estado natural. Porque no son capaces de tener un mínimo de empatía con sus trabajadores como aquel empresario italiano que después de intentar sobrevivir un mes con un sueldo de mil euros él, y otro de mil su mujer, acabó subiéndoles el sueldo a sus trabajadores (200 euros) porque vió que era imposible...Mientras, nuestros bondadosos jefes, pagan precariamente a sus trabajadores, las horas extras no dan ni para un apaño, y mejor así! Porque cuanto menos pagan, más te ves en la obligación de pasar por el aro de las horas extras al precio que les viene en gana. Ya dijo Malthus que el hambre, hace que el pobre tenga ganas de trabajar...y es porque no tiene más remedio.
Lo único que pido es que estos jefes nos miren a la cara y no piensen que somos gilipollas. Que si su crisis es para llorar, la nuestra no te digo para qué es. que ellos han tenido un año malo, nosotros llevamos ya varios.
Una cosita más...El premio al empleado del año os lo podeis meter por...la crisis.
Y a llorarle a vuestra madre, que ya está bien de aguantaros!